ZAPATOS SUCIOS

ZAPATOS SUCIOS
La noche de ayer vi a un joven vestido muy elegantemente: tenia una camisa muy bonita y un pantalón de marca (ambos parecían nuevos) cuando lo vi dije para mi "Quiero comprar un traje así" pero algo en particular me llevo a mirar a sus pies y descubrí que sus zapatos no eran acordes al traje que llevaba puesto; se veían viejos, estaban sucios y llenos de polvo además de que el estilo no acomodaba para tal traje, entonces vino la voz del Espíritu Santo:
—Hijo así estas vestido hoy espiritualmente.
—Inmediatamente reconocí que así era.
¿Cuanto mugre acumulamos en nuestro calzado durante el día? cuantas veces caminamos en la vida con un traje impecable para con los demás pero Dios nos mira a los pies y nos dice:
—Hijo tienes tus zapatos viejos sucios y nada acordes con el traje de santidad.
Pequeñas acciones, pequeñas concesiones que nos permitimos, pequeños rencores, pequeñas fallas en el carácter, pequeñas indisciplinas espirituales, pequeños malos deseos, pequeñas fallas que nadie nota a no ser que nos miren muy detalladamente como lo hace Dios.
No tuve un día muy fácil, he estado en un tiempo de apartarme para Dios, en medio de el han venido pequeños ataques del enemigo, pequeñas tentaciones y también pequeñas indiscreciones de mi parte que hacen que mi calzado no este acorde con mi vestido elegante de hijo. Después de que aquel joven paso, le dije a Dios:
—Vos tenes razón, e inmediatamente me arrodille y pedí perdón. Luego paso algo que hace bastante tiempo no me sucedía; tuve una visión de la cruz; ella estaba sola pero llena de la sangre de aquel que dio su vida por mi, la sangre caía hasta llegar al suelo y al lado de ella habían unos zapatos nuevos, la voz de Dios vino a mi y dijo:
—Son para ti, los compre para ti, cuídalos porque me costaron mas que un ojo de la cara, me costaron sangre, me costaron mi vida.
No me sentí digno de ir por ellos, fue entoces que el los tomo, se inclino y me dijo:
—Hijo levanta tus pies para que pueda poner tu nuevo calzado.
No pude evitar ser quebrantado, no pude mantenerme en pie y tuve que doblar nuevamente mis rodillas en agradecimiento a aquel que dio su vida por mi, de aquel que confronta mis faltas pero que me perdona por amor.
¿Como están tus zapatos? ¿Están acordes con tu traje? Si están sucios puedes ir a la cruz y el te dará unos; Como dice mi Papá:
—Si hay para un hijo hay para todos.
Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. (Éxodo 3:5)

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