HABLANDO CON UNA DESCONOCIDA
(Abriendo el corazón)
(Abriendo el corazón)
Ella se subió al bus y por alguna curiosa razón entablamos una conversación (bueno ella no hablo mucho) lo sorprendente de todo fue que yo le abrí mi corazón, le hable de quien es Dios mi relación con él y lo que significa para mí:
Yo lo conozco,
Sé cuándo esta triste,
Sé cuándo está enojado,
Sé cuándo esta alegre,
Sé cuándo esta quebrantado,
Sé cuándo él está cerca,
Sé cuándo él está aislado
Sé cuándo quiere partir y dejarme,
Sé cuándo lo herí y cuando me ha perdonado.
Sé cuándo esta triste,
Sé cuándo está enojado,
Sé cuándo esta alegre,
Sé cuándo esta quebrantado,
Sé cuándo él está cerca,
Sé cuándo él está aislado
Sé cuándo quiere partir y dejarme,
Sé cuándo lo herí y cuando me ha perdonado.
(Mi corazón se quebró, pero no pude llorar, no está bien visto llorar delante de desconocidos y más cuando la que necesita conocer a Dios es ella y no yo ¿o no?)
Lo conozco, 7 años de relación aprendí a conocerlo:
He aprendido a interpretar sus silencios,
He aprendido a conocer su amor en mis desiertos,
He aprendido que para estar lejos de el no necesito alejarme de él, solo que mi corazón se aleje y que muchas veces he estado tan lejos de Dios aunque todos los días iba a la iglesia.
He aprendido a interpretar sus silencios,
He aprendido a conocer su amor en mis desiertos,
He aprendido que para estar lejos de el no necesito alejarme de él, solo que mi corazón se aleje y que muchas veces he estado tan lejos de Dios aunque todos los días iba a la iglesia.
He aprendido a buscarlo sin ningún resultado; Nada más frustrante más absurdo y más ilógico que buscar a alguien que no se deja hallar, pero yo sé que el prueba mi corazón y que en esas pruebas a veces fallo, a veces me rindo, a veces digo lo que no debería decirle, pero él me comprende más de lo que yo mismo alcanzo a comprenderme. Muchas veces en medio de mis frustraciones he querido largarme lejos de él, pero él me ha detenido y me ha dicho: “No se trata de que tú me busques sino de que te dejes hallar y a veces no me hallas porque me buscas en el lugar equivocado, en medio de tu activismo."
El conoce mis debilidades y aun así me sigue amando.
Puedo decirte, que si escribo es porque solamente él se hizo real en mi vida, que puedo tener mucha biblia en mi mente, pero si mi corazón no arde por Dios me convierto en un hipócrita farisaico (sinceramente a veces lo he sido) pero no aguanto vivir en hipocresía y vuelvo a buscarlo para que su llama arda en mí.
He aprendido a conocer que a veces para mí lo más importante es este mundo, y el solo quiere tenerme en sus brazos, aprendí que él es justo y aborrece el pecado, por la sencilla razón de que el pecado me destruye.
Sé que él se duele cuando se habla más de bendición que de una relación con él. Muchos dicen "Este es el año de mi bendición" pero pocos se enfocan en que su corazón arda por Dios, ¿Hasta dónde hemos llegado?. Con un evangelio centrado en bendecir al hombre y no en una relación con Dios. Pero no los juzgo porque yo mismo muchas veces he pensado tanto en la bendición, que por momentos me alejo de pensar en Dios; entonces vuelvo, agacho mi cabeza y digo:
"Es absurdo, tener todo si primero no te tengo a ti, porque correr tras de los sueños, mejor corro tras de ti."
Muchos leen su biblia y obtienen información de quien es Dios y hasta lo convierten un objeto científico digno de investigación. Él conmigo toma esas mismas letras y me dice: —Aun no me conoces pero puedes llegar a conocerme. ¿Quieres conocerme?— A lo que yo respondo afirmativamente.
Él toma esas mismas letras y me abre el corazón (no quiero sonar jactancioso simplemente te quiero abrir mi corazón) pero he aprendido a conocer el corazón del autor, y mientras más lo conozco más arde mi corazón.
Es este santo amor, que me hace gritar que él es real más real que estas letras que oí lees y oro, para que mis letras dejen de escribirse cuando el ya no sea la fuente de mi inspiración, por favor no me aplaudas, aplaude lo a él.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. (Juan 17:3)
Por: Roverg Giraldo
Roveiro.blogspot.com
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