¿UNA RELACIÓN EN LA DISTANCIA?
(Diálogos con Dios)
(Diálogos con Dios)
Llega un momento en que la comunicación no es suficiente, en que oír su voz a la distancia no te llena, quieres su presencia, quieres su abrazo, quieres que sus manos toquen tu rostro, llega ese momento en que no solo quieres que te hable, quieres oír su voz, llega ese momento en que no solo quieres abrir las páginas de tu biblia sino que necesitas que él te abra el corazón, quieres que en la soledad de tu vida él se acerque y te hable al oído en el momento justo. Llega ese momento en que ya no quieres leer sus mensajes ni oír su voz en la distancia quieres su presencia, es que no fueron sus milagros los que te enamoraron si no su personalidad, por eso es que como cristianos estamos secos si no hay una vida de intimidad.
¿En qué momento llega la costumbre a nuestra relación con Dios? ¿En qué momento la pasión se pierde? ¿En qué momento somos varas secas que una vez soñaron ser árboles frondosos? ¿En qué momento las aguas de la intimidad dejaron de correr por nuestro ser? ¿En qué momento Dios dejo de ser lo único que anhelabas, todo lo que tenías y todo lo que necesitabas?
Hace unos días él se acercó a mí:
Entre a una librería y comencé a hojear libros mientras me preguntaba ¿que necesitó leer en este tiempo?, su presencia llego mientras ojeaba un libro y me envolvió por completo (Tuve que hacer un esfuerzo para no llorar)
—Hijo quiero tu presencia y envolverte con la mía, no quiero tenerte a lo lejos, te quiero cerca, lo que tú necesitas es mi presencia en tu vida, por encima de todo, y solo la lograras tener mi presencia si la buscas de todo corazón.
La presencia de Dios es un privilegio que no todos los que son cristianos tienen, es algo condicionado a su búsqueda, es sencillo: si tú la buscas, la tienes:
“Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: el Señor estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Y si le buscáis, se dejará encontrar por vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará. (2 Crónicas 15:2-3)
—Señor pero si yo te busco
—No se trata de que me busques o no sino en lo que hagas de todo corazón, en que estés tan desesperado por mi como yo lo estoy por ti, en que me busque con ahínco, pasión y desesperación en que estés dispuesto a dejar todo por mi como yo lo deje por ti.
—No se trata de que me busques o no sino en lo que hagas de todo corazón, en que estés tan desesperado por mi como yo lo estoy por ti, en que me busque con ahínco, pasión y desesperación en que estés dispuesto a dejar todo por mi como yo lo deje por ti.
Moisés hace uno de los negocios más costosos de la historia, Si tu presencia no va conmigo no me hagas salir de aquí (Exodo 33:15). Dios prometió entregarle la tierra prometida pero no iría con él, a lo que Moisés responde con desesperación “si tú te quedas en este desierto yo me quedo contigo, yo no voy del otro lado si tú no vas conmigo” si le preguntas a Moisés ¿Qué le costó tener su presencia? El té responderá: “Me costó absolutamente todo, pero todo es nada comparado con mi Dios”
De que te sirve una casa sino tienes un hogar de que te sirve tener un palacio sin el Rey de que te sirve alcanzar las promesas sino tienes su presencia. Es momento de volver a amar y buscar desesperadamente la presencia de Dios.
Por: Roverg Giraldo
Roveiro.blogspot.com
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