MINISTRANDO A DIOS ¿Cómo escuchar el corazón de Dios?

MINISTRANDO A DIOS
¿Cómo escuchar el corazón de Dios?
El tesoro más grande que tengo es poder escuchar el corazón de Dios; Hace 5 años Dios me hablo en una palabra que está en Lucas 7 y me dijo:
—Roverg, tú eres el líder ¿cómo no sabes que necesito tus besos? Tú eres el cristiano ¿cómo no sabes que mis pies están sucios? Tú eres mi hijo ¿porque no me unges con lo más profundo de tu adoración? Tú eres el que habla de mí ¿cómo no te das cuenta que tengo necesidades? ¿Porque no me preguntas como estoy?
¿Le preguntas tú a Dios como se siente?
¿Sabes que hay en su corazón?
No sabía que Dios tenía necesidades y hasta ese momento mi oración era egoísta; oraba por mi familia, por mis discípulos, por mis sentimientos, pero jamás se me ocurriría hablar con Dios del corazón de Dios.
Muchos de nosotros cuando oramos lo hacemos para pedir la intervención divina en algunos de nuestros asuntos y cuando somos más espirituales pedimos solo sentir su presencia y su abrazo a nuestro lado por la sencilla razón de que lo amamos y que su presencia nos hace sentir bien (reír, llorar, sentir frío o calor, o sencillamente emocionarnos) Lo cierto es que oración es relación y para que una relación funcione las dos partes deben recibir atención.
Desde que comprendí que la oración no es una obligación sino que es mi comunicación directa con Dios y que esta me puede llevar al corazón de Dios mi vida cambio, ahora sé que para estar con Dios no necesito estar en la iglesia o encerrado en una habitación sino que donde quiera que yo valla allí esta Dios, por eso cuando voy en el bus hablo con él, cuando estoy en mi trabajo hablo con él, por eso cuando escribo hablo con él. He hecho cosas como salir a comer helado con Dios un día en medio de mi semana, he salido de mi casa a caminar en las noches y hablar con él, he llegado a mi devocional con cartas, carteles y rosas porque entendí que Dios quiere hablar conmigo y que a través de mi oración hablo con él.
La primera vez que le pregunte a Dios como se sentía fue el 23 de junio de 2010 tres días después de que el me hablara a través de Lucas 7, Esa noche tuve una visión:
Aparecieron ante mí los pies de Jesús y el borde de su manto, ví sus sandalias y sus pies que estaban llenos de polvo, quise besarlos pero no me sentía digno, sinceramente aun en el polvo de sus pies había demasiada santidad como para mostrarme mi condición de pecador. Llore como nunca lo había hecho, llore sobre esos pies, tanto que el polvo es sus pies se convertía en lodo. Después de un tiempo le pregunte:
— ¿Porque tus pies están sucios si la biblia dice que en el cielo las calles son de oro?
—Yo me los ensucie por ti, puedes besarlos si es lo que quieres.
Los bese hasta más no poder mientras mis lágrimas seguían cayendo, solo una cosa interrumpió mi llanto; sentí que algo húmedo caía sobre mi cabeza y escuche un llanto: ¡Era el llanto de Jesús! Que lloraba como un niño desconsolado, quede desconcertado.
— ¿Porque lloras mí Señor?
—Tantos hijos en el mundo hablan conmigo para beneficio personal pero tú me preguntas como me siento, tantos hijos que se ocupan solo de ellos mismos y tú te preocupas por mi corazón, hoy tu has ministrado mí corazón. ¿Sabes? me duele mucho cuando predicas y me rechazan, me duele aquel discípulo que prefirió el mundo antes que a mí, me duele que tantos vayan a parar al infierno cuando ese no era el plan que tenía para ellos. Me duele cuando tus afanes te alejan de mí, me duele cuando el ministerio te aleja de mì, me duele cuando el pecado te seduce y te quiere destruir.
Puedo decirte que desde ese entonces mis aspiraciones de ser un predicador famoso quedaron a un lado, mis sueños personales pasaron a un segundo plano, todo lo deje a un lado y solo quiero una cosa en esta vida: escuchar su corazón.
Yo sé cuándo el ríe,
Cuando está enojado,
Sé cuándo esta triste y
Cuando quebrantado,
Sé cuándo esta contristado y
Cuando ha querido alejarce de mí.
Porque a lo largo de estos años de vez en cuando él me abre su corazón, por eso he aprendido a conocerlo. ¡Nada se compara con poder oír a Dios!
Creo firmemente que no soy ningún privilegiado y que tú también puedes escucharlo, si en verdad quieres lo quieres y te tomas el tiempo para oírlo.
Tal vez con esto que te digo me veas como un loco porque desbarata la teología que nos enseñaron, lo que te digo no tiene cabida en los conceptos preconcebidos de un Dios que no necesita nada, que exige adoración, que nos ama y que la única relación que quiere con nosotros es para brindarnos favores, pero ¿no fue eso lo que hizo el Señor cuando vino a la tierra? Desbaratar la teología de los líderes religiosos de la época; ellos buscándolo en el templo con largas oraciones y ayunos, y Dios en una carpintería tallando madera hablando con hombres comunes y corrientes, contándoles como se sentía y abriéndoles a sus amigos el corazón.
Te dejo unos versículos que sustentan lo que hoy a través de estas letras te digo.
Dios abre el corazón: Génesis 18:17, Jeremías 31:3
Dios llora: Juan 11:33-35, Lucas 19:41-44
Dios se quebranta Ezequiel 6:9
Dios se alegra, canta, salta y danza Sofonías 3:16-17
Dios ama: Salmo 22:14, Juan 3:16
Dios se enoja: Isaías 57:16, Juan 2:15
A Dios se le puede ministrar: Hechos 13:2

No hay comentarios:

Publicar un comentario