PIEDRAS EN EL SUELO
Su nacimiento fue como el de toda niña, pero su vida no fue
como la de toda niña;
Fue marcada por el rechazo pues cuando apenas comenzó a
hablar su papá la abandono,
Con su madre nunca tuvo una buena relación,
En la escuela no fue la más aplicada; nunca gano una medalla,
menos un diploma,
En el colegio no fue la más bonita ni la más popular
tampoco la más destacada,nunca nadie noto su ausencia
No fue el motivo de las miradas de los chicos ni de
la envidia de las niñas,
En sus sentimientos; Tuvo novios; pero después de que la
tomaban, luego la usaban y la dejaban como quien deja una camisa sucia, dejando
en ella la marca de la vergüenza y ellos,
Ellos llevaban consigo un pedazo de
su alma.
Demasiados golpes, demasiado rechazo para una sola mujer.
Tomo una decisión que marco el resto de su vida:
De ahora en
adelante ella jugaría con los hombres; los tomaría los usaría y los abandonaría,
como su padre la abandono, como tantos hombres la abandonaron,
Pero un día como
de costumbre no corrió con buena suerte;
*Brazos equivocados
*Cama equivocada
*Hombre equivocado
Con tan mala suerte de ser sorprendida en el mismo acto del
adulterio por aquellos que ejercían la ley, y en aquella nación el adulterio se
castigaba con la muerte
La sacan arrastrada por su cabello mientras ella trata de
cubrir su desnudez con la misma sabana que unos momentos antes era testigo de
su pecado,
La arrastran por las calles sin pavimentar llenas de polvo y
lodo ante la mirada atónita de los niños; que no pueden comprender y preguntan
a sus madres:
-¡Mama, mama! ¿porque a esa mujer la llevan así?
Las madres responden:
-Eso pasa con ese tipo de mujeres que van entregando su
cuerpo a cuanto hombre se pasa por el camino
-Eso es lo que Se merecen este tipo
de mujeres que se van acostando con el esposo de otra,
y advierten a las niñas:
- Tú nunca óyeme bien; nunca serás como ella.
La llevan hasta donde esta un hombre que está enseñando a un
grupo numeroso de personas,
un desconocido para ella, un don nadie, pero;
Ese don
nadie tendrá en sus manos su vida, ese don nadie marcara el resto de su
existencia
¡vida o muerte!
Le preguntan al hombre:
-En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú
qué dices?
Juan 8:5
El solo agacha su rostro; no por rechazarla sino para no señalarla
y escribe con su dedo en tierra
Mientras los que traen la mujer siguen insistiendo:
-La palabra de Dios dice que toda mujer adultera debe ser
castigada con la muerte;
¿tú pues que ordenas?
El sigue escribiendo en tierra,
Ella trata de levantar su mirada temida-mente como quien
espera el veredicto de su juez y verdugo,
Jesús tú que te dices hijo de Dios, respondenos:
¿En la ley Dios nos mando por medio de moisés apedrear a esta
mujer tú pues que dices?
Jesús levanta su mirada y responde:
-Aquel que en este momento no tenga pecado en su corazón sea
el primero en arrojar la piedra contra ella, y todos acusados por su conciencia
desde el más viejo hasta los mas jóvenes dejaron sus piedras en el suelo y
abandonaron el lugar quedando tan solo el hombre y la mujer,
Ella tímidamente levanta la mirada y Jesús baja la mirada; y
en un momento la mirada de Jesús y la mirada de la mujer se encuentran y se
funden en una sola, ella puede ver en esa mirada:
La mirada de amor del padre que nunca tuvo, El la mira con
amor y
Aunque para el mundo nunca fue la más aplicada, El la mira como motivo
de su orgullo,
Aunque el mundo la desecho, El la mira con tal aceptación como si
fuese la mas piadosa de las mujeres,
Aunque un hombre no la amo, El la mira con tal amor como
si estuviese dispuesto a morir por ella,
Y aunque este sucia por el polvo y el lodo de las calles de
la vida, El la mira como si sus vestiduras estuviesen nuevas blancas y
resplandecientes.
Lagrimas corren por sus mejillas pero no son las mismas
lagrimas que por tantos años derramo, pues son lagrimas de aceptación son
lagrimas de amor.
Quien iba a pensar que un hombre con tan solo una mirada
podría llegar a tocar tan profundo su corazón sanarlo y saciar completamente su
necesidad de amor, pero es que ella está equivocada;
Ese don
nadie
Ese maestro,
Ese tal Jesús,
Ese desconocido,
No es tan solo un hombre,es Dios mismo encarnado, que la
mira con ojos de amor con ojos de misericordia.
Jesús interrumpe su llanto y le dice:
-Hija: ¿Donde están los que te condenan, ninguno te condeno?
-Ninguno Señor
Jesús hace otra pregunta:
¿Sabes que escribo en tierra?
-No Señor
Estoy escribiendo tú nueva historia, porque estoy a punto de
borrar tú pasado, y te aseguro que el final de la historia de tú vida tiene un
final feliz aunque el terminar de escribirlo me cueste la muerte
Ni yo te
condeno; vete, y no peques más.
Juan 8:11