LA CÁRCEL DE UNO MISMO
(Mirar, ver y ver de cerca)
—A él no le importa lo que yo pienso, me lo ha hecho saber
porque no me coloca atención cuando le hablo de mis planes o de las cosas que
para mí son importantes, siempre quiere tener la razón y finalmente se hace lo
que él diga.
—Amiga: los hombres somos así, a veces un poco ensimismados,
tal vez no quiera decir que no te amé, sino que para él es difícil salir de sí
mismo. Tratar de salir de la cárcel de uno mismo cuesta, ten un poco de
paciencia.
—Si, pero si uno se casa; ¿debe ser para hacer feliz al otro
o no ?
—Tienes razón, pero no crees que: ¿eso mismo que tu esposo
te hace a ti tu se lo estas haciendo a Dios?
—(Lagrimas)
—¿Cómo crees que se siente Dios con respecto a ti, acaso has
escuchado el corazón de Dios y sus planes? ¿Cómo va él a abrirte el corazón cuando
tus oraciones son monólogos? ¿Cómo puede hablarte de sus planes cuando tu solo
tienes tiempo para hablarle de los tuyos? ¿Cómo puede el hablar contigo cuando
tú estas encerrada en la cárcel de ti misma? ¿Acaso no te enamoraste de Dios
para hacerlo feliz a él? La biblia habla de tres tipos de relación con Dios en
éxodo 3:
Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en
medio de una zarza; y él MIRO, y VIO que la zarza ardía en fuego, y la zarza no
se consumía. (Éxodo 3:2)
Mirar:
Lo primero que hacemos es mirar a Dios, mirar es la simple
acción animal de fijar la vista en algo: miramos a Dios cuando hacemos un
devocional por aquietar nuestra conciencia, cuando le hacemos visitas
esporádicas a la iglesia, cuando ir a célula se convirtió en carga y no en un
deleite, cuando hacer cosas para Dios como; evangelizar y llevar personas a
encuentro se convierten en una actividad laboral para la iglesia en la cual te
congregas. En este punto estas cargado con cada cosa que se te demanda, solo buscas
a Dios en una búsqueda interesada de favores, en este punto tienes tan solo un
conocimiento intelectual de Dios.
Ver:
Dejamos de ver cuando no solo miramos sino que analizamos el
objeto en cuestión sacando una conclusión del mismo. Comenzamos a ver a Dios
cuando en nuestro corazón está el anhelo de buscarlo, el anhelo de intimidad
con Dios, cuando nuestras oraciones adquieren un poco más de profundidad,
anhelas la presencia de Dios; amas tu célula, amas congregarte, haces tú célula
y disfrutas hacer la obra. En este punto tienes dos vidas una independiente de
la otra; la iglesia y otra en lo secular, tienes planes propios pero también
amas a Dios y haces algunos de los planes de él, pero aunque conoces a Dios tu
conocimiento es parcial.
Ver de cerca
Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y VERÉ esta grande
visión, por qué causa la zarza no se quema. (Éxodo 3:3)
—¿Luego no estaba viendo?.
—Sí, pero él estaba viendo a Dios de lejos.
Cuantos cristianos amamos a Dios y no solo lo miramos sino
que lo vemos pero lo estamos viendo de lejos. Ir hasta Dios requería salir de
su lugar de confort: dejar sus asuntos personales en búsqueda de su fuego; él
dejo las ovejas que estaba cuidando a un lado por buscar el fuego de Dios
porque puedes ser líder o pastor y aun así ver a Dios de lejos.
Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de
la zarza, y dijo: !!Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te
acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es. (Éxodo 3:4-5)
Él se acercó a Dios y tuvo que quitarse las sandalias en
señal de desprendimiento de la comodidad: ahora tendría que subir un monte
descalzo lleno de piedras, se quitó las sandalias para dejar la comodidad, para
dejar su pasado y su pecado atrás, porque era aquello que se interponía entre
él y la santidad de Dios (el suelo que era santo) se quitó sus sandalias para
ser uno con Dios. Cuando ves a Dios de cerca todo cambia: sales de la cárcel de
ti mismo porque ya tu enfoque no eres tú, es él:
¿Qué piensa Dios?
¿Qué siente Dios?
¿Que hay en su corazón?
No buscas tus planes solo adoras, en este punto es el anhelo
ferviente por una voz fresca de Jehová te consume, ya tus planes pasan a
segundo y tercer plano; ahora solo quieres hacerlo feliz a él, estas tan
sumergido en Dios que ya no importas tú, has contemplado a Dios que te haces
uno con él, has renunciado a ser tú mismo ahora solo quieres pasar tiempo con
él,
Estas dispuesto a dejar el pastorado, dejar tu seguridad
económica, dejar tu familia, dejar todo por Dios, en este puno Dios se nota
tanto en ti que cuando llegas al trabajo vas enviado por Dios, en este punto tu
colegio y tu universidad se convierten en tu campo misionero, la presencia de
Dios se hace manifiesta en tu vida y las señales te siguen, no puedes acercarte
a nadie sin que el salga afectado por Dios. Amas a Dios amas las cosas de Dios
amas la obra de Dios pero por sobre todo amas pasar tiempo con Dios. Es en este
punto donde Dios te abre su corazón y te dice:
Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo
que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he
conocido sus angustias. (Éxodo 3:7)
Arde mi corazón por tu presencia
Arde por tu ser,
Arde por oír tu corazón
Sácame de la prisión de mí mismo,
Llévame y enciérrame en ti,
Para que mi mismo no me pueda hallar.
Por: Roverg Giraldo
roveiro.blogspot.com
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