"COMIDA PODRIDA EN MEDIO DE UN PLATO SANTO”
Un "Habitante de calle" de 27 años, cara y ropa
sucia, cabellos sin gel totalmente despeinado se subió al colectivo y saludo:
—¡Buenas noches!.
Nadie contesto, sinceramente yo tampoco, venia bastante
cansado como para saludar a alguien que quería llevarse algunas de mis monedas,
finalmente después de tres intentos alguien contesto su saludo:
—¡Buenas noches!.
—Qué bonito es saludar y ser saludado, y prosiguió a
contarnos su modelo de trabajo pegando cáritas felices a los usuarios del
transporte público. Finalizo su labor y algunos le dieron algo de dinero, yo
también le di 300 pesos con la intención de que se bajara rápido del bus pero
no fue así:
Se sentó en una de las sillas del colectivo y saco una bolsa
con comida en estado de descomposición (más exactamente pollo) lo tomo en sus
manos y la grasa se le escurría por los dedos, presiento que encontró su comida
en uno de los botes de basura del asadero. El colectivo se impregno del olor a
comida podrida. Sentí náuseas y ganas de vomitar, gracias a Dios se bajó y
junto con él su podrido olor. Preguntas y palabras de indignación se pasaron
por mi mente:
¿Cómo el señor conductor deja que pasen este tipo de cosas
en su colectivo? ¿Porque deja que se suban a pedir dinero y peor aún a comer
comida podrida y a enfermarme a mi? podría aceptar su ropa sucia (después de
todo, todos algunas vez hemos estado sucios) pero no toleraría su olor por una
hora.
Enseguida oí la voz de Dios
—Sí tú llegaras al cielo producirías lo mismo que aquel
hombre produjo en ti.
Su voz fue tan confrontante que inmediatamente asentí con mi
cabeza y respondí:
—Si Señor, eres demasiadamente santo como para tolerar los
malos olores de mi vida. ¿Qué porcentaje de mi olor a podrido puedes soportar
sin que te produzca nauseas?, ¡absolutamente nada! Sin santidad nadie te vera
(Hebreos 12:14)
AUN EN NUESTRAS MEJORES OBRAS HAY UN POCO DE MAL OLOR
No es buena Vuestra jactancia. ¿No sabéis que Un poco de
levadura Leuda Toda la masa? (1 Corintios 5:6)
¿Si llegases a un restaurante y te sirven toda una comida
deliciosa pero la carne está descomponiéndose; ¿comerías algo del plato?
¿Pedirías que te cambiaran el plato? o demandarías al restaurante ante
salubridad por vender comida podrida?
No es lo mismo que hacemos nosotros con Dios, ofrecemos un
gran banquete de obras pero una pequeña porción de nuestra obra podrida. Seamos
sinceros; cuando predicamos o evangelizamos aunque lo hagamos con la motivación
correcta hay un poco de impureza personal “una pequeña porción de comida para
Dios en estado de descomposición”.
He servido al Señor desde el mismo momento en que me
convertí, y he dado todo de mi hasta quedarme sin fuerzas. Siempre que he
logrado hacer algo que yo considere como "un logro personal" ha
habido pequeñas glorias personales, pequeñas comparaciones con mis consiervos,
pequeñas vana glorias de creerme un poco mejor que aquellos que no hacen todo
lo que yo hago para el Señor, pequeñas porciones de comida podrida en medio de
un plato santo;
¿Cuántos llevaste a encuentro?
¿Cuantas células tienes?
¿Cuantos asisten a tú iglesia?
¿Cuántos ganaste en la última cruzada?
¿Cuántos miles o millones se convirtieron en tu ministerio
público?
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras
justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos llevaron como viento. (Isaias 64:6)
Después de oír la voz de Dios en el colectivo vino una
palabra a mi mente:
“Trapo de inmundicia”, eso es como me siento señor, aunque
trate de no serlo siempre tendré esa pequeña porción que te producirá náuseas y
haré que no quieras comer de lo que yo ponga en tu mesa, tengo rabia de no
poder controlar mi mente, tengo rabia de no poder controlar mi carácter, tengo
rabia de hacer cosas para ti con motivaciones incorrectas, tengo rabia de
escribir y sentirme feliz porque me hacen buenos comentarios sabiendo que lo
que escribo ni siquiera es mio, tengo rabia de sentirme tan vulnerable ante el
pecado. A veces siento que deberías rendirte conmigo, a veces siento que
deberías seguir trabajando con personas que si sean puras y tengan las
motivaciones correctas y de las cuales puedas disfrutar de su plato sin nada de
impurezas.
Nuevamente escuche la voz de Dios
Tú lo desechaste a el (joven del colectivo), yo no te
desecho a ti, yo me siento a tu lado te bajo del colectivo, te doy nuevas
vestiduras de justicia bañadas en sangre, te doy comida pura y te digo entra en
gozo de tu señor simplemente por mi amor a ti.
No puedo hacer nada para ser salvo, ni para ganarme el
derecho a subirme en el colectivo del cielo, simplemente él es bueno y
misericordioso; me perdona y me ama.
Del joven del colectivo tal vez nunca vuelva a saber de el,
se llevó de mi 300 pesos y a cambio yo obtuve mi carita feliz y aprendí una
gran lección:
“Dios es misericordioso”
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con
que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia sois salvos). Efesios 2: 4-5
Por: Roverg Giraldo
roveiro.blogspot.com